Fragmentos literarios aleatorios

Propongo en este hilo compartir retazos textuales, en lo posible, citando la procedencia.
"¿tú sabes cuál es la mayor muestra de aprecio que puede darse a un pueblo o a una civilización?

—No, ¿cuál?

—Su aniquilación. Es la mayor honra que se pueda recibir. Sentirse amenazado por una civilización supone el reconocimiento de algún tipo de superioridad."
Nunca fue tan hermosa la mentira
como en tu boca, en medio
de pequeñas verdades banales
que eran todo
tu mundo que yo amaba,
mentira desprendida
sin afanes, cayendo
como lluvia
sobre la oscura tierra desolada.
Nunca tan dulce fue la mentirosa
palabra enamorada apenas dicha,
ni tan altos los sueños
ni tan fiero
el fuego esplendoroso que sembrara.
Nunca, tampoco,
tanto dolor se amotinó de golpe,
ni tan herida estuvo la esperanza.

~ BONNETT, Piedad.
“Yo nunca he tenido en cuenta al lector, la prueba es que no los tuve. No los tuve durante mucho tiempo. De 'Pedro Páramo' se editaron dos mil ejemplares, mil de los cuales los compré yo para regalar a los amigos. Los otros mil tardaron cuatro años en venderse. Luego sí, al cabo de los años, comenzaron las ediciones. Pero todo esto esto no tiene importancia. Yo no he podido vivir nunca de la literatura. Y me parece bien”.

~RULFO, Juan.
La masturbación es una antología sexual
una selección de los mejores coitos…hagan memoria.

La masturbación es una maravilla
que logra el milagro de juntar a Roma con París
es decir, a Francesca con Nicolle.
Es económica por que no hay que invitar a comer a nadie
ni aguantar a los parientes de nadie,
ni entender a nadie, ni compartir la cama con nadie
ni andar prometiendo pendejadas a nadie.
La masturbación es una declaración silvestre de independencia.

[del álbum "Cortezías y Cabralidades" (Alberto Cortéz & Facundo Cabral)].
-Todo cuanto te he enseñado hasta ahora ha sido un aspecto de no-hacer -prosiguió don Juan-. Un guerrero aplica el no-hacer a todo el mundo, y sin embargo no puedo decirte más al respecto de lo que te he dicho hoy. Debes dejar que tu propio cuerpo descubra el poder y el sentir de no-hacer.
Tuve otro ataque de risa cascada, nerviosa.
-Es una estupidez que desdeñes los misterios del mundo nada más porque conoces el hacer del desdén -me dijo con el rostro serio.
Le aseguré que yo no desdeñaba nada ni a nadie, pero que era más nervioso e incompetente de lo que él creía.
-Siempre he sido así -dije-. Y quiero cambiar, pero no sé cómo. No estoy a la alturo.
-Ya sé que te crees podrido -dijo-. Ese es tu hacer. Ahora, con el fin de afectar ese hacer, voy a recomendarte que aprendas otro. De ahora en adelante, y durante un lapso de ocho días, quiero que te digas mentiras. En vez de decirte la verdad, que eres feo y estás podrido y no tienes remedio, te dirás exactamente lo contrario, sabiendo que mientes y que no hay esperanza para ti.
-¿Pero cuál sería el objeto de mentir así, don Juan?
-A lo mejor te engancha a otro hacer, y a lo mejor entonces te das cuenta de que ambos haceres son mentira, son irreales, y que prenderte en cualquiera es una pérdida de tiempo, porque lo único real es el ser que hay en ti y que va morir. Llegar a ese ser, al ser que va a morir es el no hacer de la persona.

(CASTANEDA, Carlos, "Viaje a Ixtlán").
Un hombre sabio se plantó en medio de un auditorio e hizo una broma muy buena para los asistentes. Todos se rieron. Acto seguido volvió a explicar la misma broma. Esta vez, menos gente se rió de la broma. Explicó la misma broma unas cuantas veces más hasta que todos los del público empezaron a mirarle con odio y nadie se reía. Entonces sonrió y les dijo "No podéis reíros de la misma broma una y otra vez, ¿verdad? Entonces, ¿por qué lloráis por lo mismo una y otra vez?"
«Macedonio no le daba el menor valor a su palabra escrita; al mudarse de alojamiento, solía olvidar sus manuscritos de índole literaria o metafísica, que se habían acumulado sobre la mesa y que llenaban los cajones y los armarios. Mucho se perdió así. Recuerdo haberle reprochado esa distracción; me dijo que suponer que podemos perder algo es una soberbia, ya que la mente humana es tan pobre que está condenada a encontrar, perder o redescubrir siempre las mismas cosas. Con los años he llegado a aceptar esa verdad».
~BORGES, Jorge Luis (sobre Macedonio Fernández).
"Bebe vino y juega con los bucles de tu amada, que dormirás largo tiempo en el polvo, sin un camarada, ni amigo ni una amiga; piensa bien y no olvides que los tulipanes marchitos no florecerán ya más."
~JAYYAM, Omar.
Me gustaría tener veinticinco, treinta años menos, y estar lleno de fuerza para leer esa novela como si leyera algo mío. Pero ya no puedo. La leo con rabia, privado del gozo. No me queda nada más que la envidia. La admiro, pero no la gozo.
~CHIRBES, Rafael, "Crematorio".
En su "Misticismo y lógica", Bertrand Russell formaliza una indirecta conmovedora: "La vida orgánica, se nos dice, se ha desarrollado gradualmente desde el microbio hasta el filósofo; y este desarrollo, se nos asegura, constituye sin duda alguna, un progreso. Desgraciadamente, es el filósofo y no el microbio quien nos da esta seguridad".
—¿Cómo sabe que estoy aquí? —susurró.

—Te han implantado un chip en el brazo izquierdo —le dijo Shi Qiang—. Pero no te preocupes, que hoy en día es muy habitual. Es como una tarjeta de identificación. Todas las vallas publicitarias te pueden reconocer. Ahora la publicidad es personal, lo que muestran las vallas es siempre para ti, no importa adónde vayas.

~LIU, Cixin, "El bosque oscuro", 2008.
El glíglico es un lenguaje creado por Julio Cortázar y presente en su novela "Rayuela", cuyo capítulo 68, que evoca una escena erótica, está completamente escrito en él. Se trata de un lenguaje musical que se interpreta como un juego, además de ser un lenguaje exclusivo, compartido por los enamorados, que los aísla del resto del mundo.

Ejemplo:

Capítulo 68

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
Creo que a nosotros nos ha tocado la horrible misión de asistir al crepúsculo de la piedad, y que no nos queda otro remedio que escribir deshechos de pena, para no salir a la calle a tirar bombas o instalar prostíbulos. Pero la gente agradecería más esto último. (ARLT, Roberto)
Estoy solo. No me importa terminar o no mi poema.

— BOLAÑO, Roberto.
(…) Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.

Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia,
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.

— CERNUDA, Luis.
Tengo la sensación permanente de estar equivocándome en algo importante.

— LABARI, Nuria, Cosas brillan cuando están rotas.
__Pierde algo cada día.

Acepta la confusión de las llaves extraviadas, de la hora desperdiciada.

No es difícil dominar el arte de perder.

Practica después perder más, y más rápido: lugares, y nombres, y las tierras a las que pretendías viajar.

Ninguna de estas pérdidas será devastadora.

He perdido el reloj de mi madre. ¡Y mira!, la última o la penúltima de las tres casas que he amado se perdió.

No es difícil dominar el arte de perder.

He perdido dos ciudades, hermosas ciudades. Más aún, vastos reinos que poseía, y dos ríos, y un continente.

Los añoro, pero no fue un desastre.__

~ BISHOP, Elizabeth.
Un profesor de filosofía entra en el aula para hacer el examen final a sus alumnos. Poniendo la silla encima de la mesa les dice:

–Usando cualquier cosa que hayan aprendido durante este curso, demuéstrenme que esta silla no existe.

Todos los alumnos se ponen a la tarea, utilizando sus lápices y gomas de borrar, aventurándose en argumentos para probar que la silla no existe. Pero uno de los alumnos escribe rápidamente su respuesta en un papel y la entrega inmediatamente al profesor, ante el asombro de sus compañeros.

Al cabo de unos días, cuando el profesor entrega las notas finales, ante la estupefacción de todos, el alumno que contestó su examen en menos de treinta segundos obtiene la mejor calificación. Su respuesta fue:

¿Qué silla?
“La primera noche ellos se acercan
y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada.

La segunda noche, ya no se esconden,
pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.

Hasta que un día,
el más frágil de ellos,
entra solo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo,
nos arranca la voz de la garganta.

Y porque no dijimos nada,
ya no podemos decir nada.”

(Vladimir Maïakovski).
Prólogo de Jorge Luis Borges para "Pedro Páramo".

"Emily Dickinson creía que publicar no es parte esencial del destino de un escritor. Juan Rulfo parece compartir ese parecer. Devoto de la lectura, de la soledad y de la escritura de manuscritos, que revisaba, corregía y destruía, no publicó su primer libro -El llano en llamas, 1953- hasta casi cumplidos los cuarenta años. Un terco amigo, Efrén Hernández, le arrancó los originales y los llevó a la imprenta. Esta serie de diecinueve cuentos prefigura de algún modo la novela que lo ha hecho famoso en muchos países y en muchas lenguas. Desde el momento en que el narrador, que busca a Pedro Páramo, su padre, se cruza con un desconocido que le declara que son hermanos y que toda la gente del pueblo se llama Páramo, el lector ya sabe que ha entrado en un texto fantástico, cuyas indefinidas ramificaciones no le es dado prever, pero cuya gravitación ya lo atrapa.
Muy diversos son los análisis que ha ensayado la crítica. Acaso el más legible y el más complejo sea el de Emir Rodríguez Monegal. La historia, la geografía, la política, la técnica de Faulkner y de ciertos escritores rusos y escandinavos, la sociología y el simbolismo, han sido interrogados con afán, pero nadie ha logrado, hasta ahora, destejer el arco iris, para usar la extraña metáfora de John Keats.
Pedro Páramo es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura".
Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.

- Pizarnik, A. (1965) Los trabajos y las noches
https://saki.ichoria.org/f/fgup5/ap.jpg
Gummigoo cayó en el espacio virtual fuera del juego, donde había una galería donde podía confrontar su propia irrealidad. ¿Todo es falso? ¿Mis recuerdos, mis andanzas? ¿Todo es una mera puesta en escena? ¿Para qué todo esto?

Luego cayó Pomni. ¿Estás bien?

No.

Gummigoo se explayó sobre lo alicaído que se sentía. Toda esa dolorosa conciencia de saberse un mero artificio al capricho de una entidad impiadosa. No tenía ganas de seguir. ¿Para qué? Todo era absurdo. TODO estaba trazado de antemano.

Pomni trató de consolarlo, aunque en el fondo se sentía igual. Ver a alguien afligido le despertó una desconocida empatía.

La payasita abrazó al lagarto gomoso, que se quedó quieto y afligido.

"¿Por qué hacés eso? ¿Qué podés obtener de mí?"

Pomni se puso a llorar y se reclinó sobre el estómago del reptil vaquero de golosina, besando y descendiendo hasta su ingle.

Gummigoo no entendía pero se empezó a sentir muy bien. Empezó a escuchar los gemidos de su propia voz y los sonidos que hacía la simpática y gimoteante colombina. Sonidos cada vez más húmedos.

Goommigoo sintió una descarga que colmó de leche condensada la boca de su compañera en la penumbra cuadriculada donde se revelaba el detrás de escena de la aventura rutera.

Pomni tragó la sustancia azucarada y se acurrucó en el lagarto exhalante.

"¿Qué fue eso?", inquirió Gummigoo a la vez que con sus brazos contenía a la de fino talle.

"Abrazame", fue la única respuesta.
"Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día. La paz sin la cual el pan es amargo".

~NERVO, Amado.
Estrategias Del Deseo

Las palabras no pueden decir la verdad
la verdad no es decible
la verdad no es un lenguaje hablado
la verdad no es un dicho
la verdad no es un relato
en el diván del psicoanalista
o en las páginas de un libro.
Considera, pues, todo lo que hemos hablado tú y yo
en noches de vela
en apasionadas tardes de café
-London, Astoria, Arlequín-
sólo como seducción
en el mismo lugar que las medias negras
y el liguero de encaje:
estrategias del deseo.

-Cristina Peri Rossi

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